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Como martillea el viejo

Publicado: 2016-01-10

A la mañana siguiente, nos levantamos temprano y Paco iba a la empresa a revisar un par te asuntos laborales, cuando tomábamos café y fiel en su puntualidad llamo Pablo al timbre de la puerta para comenzar la faena del día, que la tarde anterior había adelantado considerablemente.

Llego con un pantalón corto de esos de tela caída con una camiseta ancha, pero que marcaba su corpulento cuerpo, con la barba sin afeitar ya de dos días, que le daban un aspecto más rudo y macho que realmente le favorecía, sin cortarse me dio un beso y entro, Paco le dijo, ¿tomas café con nosotros?, el afirmo dándole una palmada webcams porno en la espalda y preguntando, como pasamos la noche.

Nosotros riendo dijimos que durmiendo de un tirón, el riéndose dijo que también, mi marido se despidió y dijo que regresaba en unas horas y que nos portáramos bien, como consintiendo que si había algo de juego lo permitía. Pablo entre risas dijo, no te preocupes que te la cuido, que aquí tienes un amigo para lo que sea necesario, los tres nos reímos por el tono pícaro de sus palabras.

Me puse a ordenar un poco la casa y la cocina, y pablo comenzó la faena en el baño, sobre una hora más o menos entre para ver si necesitaba algo, estaba ya sin camiseta por el calor que hacía y con el pantalón corto aquel que se marcaba en sus movimientos ese péndulo gordo que tenía debajo, por los balanceos que daba no llevaba nada más sujetándolo, y mi mente comenzó a calentarse y algunas parte también.

Me dijo que si le gustaba como iba la obra, y si lo estaba haciendo bien a su gusto, yo con tono sarcástico y pícaro le dije que sí que lo hacía de maravilla y bien, que era un maestro en todos los sentidos.

Eso lo puso en guardia diciéndome, que con una musa así en la casa todo era mejor. Los cumplidos mutuos eran dardos para animar un encuentro que se avecinaba frenético de sexo y lujuria, y este comenzó cuando al levantarse y pasar yo por su lado me rozo diciendo que levantaba el ánimo solo con el olerme.

Mi mano se fue por intento hacia esos vellos de su pecho acariciando levemente, el lujuriosos con su mirada me dijo, ¿te excita tocarme?, yo le dije que me atraen esos pectorales así tan poblados, me tomo la otra mano, y llevándola a su bulto enorme dijo, a mí que me toques aquí. Mi mano agarro rápidamente apretando aquel bulto grueso que aunque no estaba rígido aun, tenía una consistencia y un tacto que me hacía temblar las piernas.

Paso como un lince tras su presa a ataque dándome un beso de los suyos de esos que se siente una violada por la boca con una fuerza y una intensidad que me destrozaba todos mis principios, su barba de dos días rozaba contra mi cara como una lija, pero a mí me atraía eso, me ponía cachonda.

Su otra mano bajo a mi sexo y ya estaba dentro de mis bragas tocándome con una sabiduría que yo nadas más comenzar ya gemía, miro a la cama y dijo, veo que no la hiciste, eso está bien, pues la hubiéramos desecho rápidamente.

Me hizo caminar marcha atrás a la vez que me besaba y sus manos seguían hurgando en mi , sexo, hasta tropezar en la cama y caer para atrás. Su peso cayo como plomo sobre mi sin dejarme la boca libre, sus rodillas abrían mis muslos, se incorporó un poco tomo con sus manos un lado de mis bragas y con un fuete tirón las rozo liberándolas de mi cuerpo, mi miro y resoplo como los toros con un ummmmmmmmmmmm que me encendió.

Se quitó el pantalón rápidamente y asomo en todo su esplendor aquel falo grueso que a mi tanto me enamoraba con esa anchura, con esas venas y esa cabeza morada que apuntaba a mi conejo preparada para taladrarlo.

En contra a lo que pensaba pues creía iba ser penetrada al instante, me tomo levantándome con sus fuertes manos por mi cadera, y acercando mi sexo se tiro a comerlo con su gruesa lengua que ya jugaba a sus anchas dentro de él, tenía yo la espalda y la cabeza apoyada en la cama pero con mis caderas levantadas a lado de su boca que sabiamente bajaba y comía también mi otro agujero.

Yo no paraba de decir si, si, sigue, como, todo tuyo, y cosas parecidas que era incapaz de controlar, pues pablo me tenía dominada en sus brazos, duro el asedio de su boca cuatro o cinco minutos inexplicables con palabras, regalándole un orgasmo que no hizo más que encenderlo.

Continuo comiendo y con su lengua intentando entrar en mi contraído ano, pero regado por los jugos que se habían derramado de mi conejito, sintiendo a la vez el roce de su barba de dos días en mis muslos, le pedí y le suplique que me penetrara que lo estaba deseando, bueno para ser sincera mis palabras fueron “follame, follame ya “, el con una pasmoso dominio dijo, tranquila que tendrás tu ración no te escapas de aquí.

Me puso de lado con la almohada debajo de mi cadera, levanto una pierna y poniéndose de rodillas, acerco su venosa y gorda polla a mi hambriento conejo, diciendo quiero que veas como entra así, verte sumisa a mis empujes, ver tu cara de goce y tus pechos balanceándose con mis embestidas. No tengo que decirles como me sentía yo de excitada, y más cuando por fin me taladro aquel falo de mis sueños, volviendo a ser ese semental que separa la delicadeza para otros encuentros y con unas embestidas tremendas y gimiendo como un oso comenzó la faena que se alargó sobre 15 interminables minutos de gloria y gozo.

Su cara y su cuerpo ya brillaban algo de sudor por el ritmo endiablado que llevaba, y esto para mí lo hacía más atractivo y macho, pues paco aunque me follaba últimamente bien, no lo hacía nunca con esa fuerza y ese placer.

Le di otro orgasmo y le pedía entre lloriqueos de placer, que parara, a el esto le encendió más y girándome con su rabo dentro me puso boca arriba dejándose ahora caer sobre mí, puso su cara al lado de la mía, gimiendo fuertemente, el olor a macho me estaba destrozando de gozo, ahora su culo subía y bajaba como si tuviese muelles, entrando su enorme polla con una fuerza colosal en mi destrozado y dilatado chochito.

Yo veía inminente su corrida, y esta efectivamente llego tras unos espasmos de su cuerpo poniéndose rígido y moviendo su cabeza a la vez que gritaba de placer, si ya el día anterior me había asombrado de la cantidad de leche que tenía, esta mañana se superó, me rego con tal aluvión de ráfagas de espesa crema, que yo no lograba entender donde almacenaba aquello, aunque viendo los enormes huevos que colgaba como dos bolas de billar sujetas en una malla, era fácil de imaginar.

Tardamos unos 15 minutos en recuperar el aliento sin movernos de la cama, yo me senté entonces sobre él y besándolo frenéticamente le decía gracias por estos momentos de placer que me das, el cómo agradecido no se movía y dejaba que yo siguiera besándolo y acariciándolo, entonces me dijo, que yo era increíble, que hacía tiempo no había tenido unos polvos así tan espectaculares, no sabía si era el morbo de ser casada y hacerlo con el marido delante o si realmente era que yo le volvía loco, afirmando esto último, llegando a decirme que si no estuviese casada, me tiraba los tejos y no me dejaba escapar seguro., asegurando también que follaría a diario conmigo hasta que aquello se le cayera en trozos.

Como pudimos nos levantamos y le prepare un café fuerte para que pudiera retomar el trabajo, a las tres horas llego Paco, y con picar sonrisa nos miró diciendo, no avanzo mucho el trabajo hoy, aquí hubo descanso seguro, Pablo le dijo que con una mujer asi allí no había forma de trabajar, mi esposo me dijo cuenta mientras me tomo un café, y yo suavizando un poco aquel polvo se lo conté, diciendo el que al final del día había que repetirlo pero con el participando también.

Pablo con su soltura habitual dijo, que encantado cuando recuperará fuerzas, pues decía le temblaban las piernas, los tres nos reímos a carcajadas y así fue como después por la noche y tras unas correspondientes duchas y merienda, nos pusimos a la faena, no desmereciendo nada el polvo de la mañana, pues con aquel hombre todo era más sencillo.

La obra la acabo pablo al final después de cuatro días con sus peculiares descansos y les tengo que decir que se formó entre nosotros una gran amistad desde entonces, sin dejar por supuesto esos encuentros calientes entre los tres, al que un día se unieron viejos amigos, pero eso se los contare más adelante, pues tenemos otras ricas experiencias que contar también…


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